Los respiraderos del Santísimo Cristo del Perdón van a en ritmo tan bueno de trabajo, que se prevé con toda seguridad que podrán estar terminados para la próxima Semana Santa de 2016.
Con motivo de una de las visitas para supervisar la marcha de estos trabajos de los respiraderos del señor, algunos oficiales se entrevistaron con D. Manuel López Duarte y pudieron conversar distendidamente acerca del estado de las artesanías y el arte en general en el mundo de las cofradías de hoy.
Manuel, que lleva cincuenta y dos años en el oficio, nos estuvo describiendo cuál ha sido su trayectoria como tallista en madrea, profesión de la que siempre ha estado enamorado. Manolo comenzó a los doce años en el taller de Rafael González Fajardo, en la calle Marqués del Nervión. También trabajó con Manolo Ruiz y José Palomo Casanova en las inmediaciones de la Gran Plaza.
Trabajó con muchos maestros, pero estos tres, según nos cuenta, fueron los que más le enseñaron, en aquella época en la que aprendió el oficio en la elaboración del mueble artístico. La talla del mueble -según nos asegura Manolo- es la mejor manera de aprender el arte de tallar madera, pues las terminaciones han de ser de máxima precisión y los dibujos tocan todos los estilos. Además, la minuciosidad de algunas ornamentaciones hace que se tenga que adquirir destreza en el uso y manejo de determinadas herramientas muy finas que no todos los tallistas dominan.
Todo este aprendizaje junto a los mejores carpinteros y los mejores tallistas de la Sevilla de aquel momento, han dotado a Manolo de una calidad profesional que, por desgracia, hoy tiende a desaparecer. Manolo se lamenta de que los profesionales más jóvenes ya no se dediquen al oficio con la misma entrega y honradez que le transmitieron a él sus maestros. Cuando vas a hacer algo grande -dice- no se miran las horas, y los que la encargan tampoco han de pensar en el tiempo y el dinero. El objetivo único es que la pieza sea lo mejor que se pueda.
Hoy por desgracia, entre la falta de oficio de los tallistas jóvenes y la falta de sensibilidad artística de las Hermandades se hacen muy pocas cosas dignas de consideración.
Hoy se va a lo rápido, a lo resultón, al presupuesto cerrado. Y así el arte no puede respirar, pues el Arte con mayúsculas no tiene plazos, ni precio... Lo único necesario es el propósito firme de lograr algo insuperable. Se tarde lo que se tarde, aunque cueste más de lo previsto.
Nos comenta manolo que en su opinión, después de Guzmán, Antonio Martín y Vega, las nuevas generaciones de estos talleres no han sabido mantener el nivel de calidad de aquellos maestros y que la calidad de la talla actual en la mayoría de los casos es sólo suficiente.
Ibáñez, Gonzalo Nemesio y Manolo, son -según nos cuenta- los únicos que se acercan a aquella manera de hacer de antes, y que por desgracia ya están cerca de la jubilación. Con ellos se acaba la buena talla sevillana en madera.
Como ya hemos dicho, Manolo es un enamorado de la talla, del trabajo bien hecho, perfecto. El paso que más admira es del misterio de la Presentación al Pueblo de la Hermandad de san Benito. No escatima los elogios a la hora de describir el trabajo de Antonio Martín. Nos cuenta que ese es un paso donde se masca el arte, que comparado con cualquiera siempre es más notable.
Manolo nos habla con pasión de que aprendió con los mejores junto a Luis Domínguez, maestro de Los Certales, y que eso le hace tener el ojo fino y exigente a la hora de apreciar los trabajos de la buena talla.
Tras su etapa como tallista del mueble, Manolo empieza a dedicarse a trabajos cofrades de la mano de Fajardo, con quien realizó el paso del Gran Poder de Huevar del Aljarafe entre otros.
Nos comenta que la mayoría de los pasos que se hacen hoy día, a la larga, habrán de sustituirse por otros mejores porque no están bien trabajados. Él está muy orgulloso de todos los trabajos que va a dejar en Alcalá pues, cada uno en su estilo, todos son de una calidad muy buena y están muy bien trabajados.
Siente especial predilección por el paso del Cristo del Perdón. Afortunadamente, se ha logrado una excelente comunicación y complicidad con la Junta de Gobierno y esto le hace plantearse retos cada vez más ambiciosos.
Nos asegura que con los respiraderos del Señor está dando el “DO de pecho” está alcanzando el culmen de su virtuosismo. Pues su motivación es grandísima y la respuesta de la Junta de Gobierno siempre acorde. No sólo en tiempos y en presupuestos, sino sobre todo, en los diseños, los acabados, los consejos mutuos acerca del estilo y la forma…
Todo esto hace que los hermanos del Perdón podamos presumir de un paso – en sus palabras- “...de muchos quilates, capaz de compararse con cualquiera que quiera ponerse a su lado, pues es mejor que ninguno”.
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